Yo pongo las cartas sobre la mesa. No es mi mundo ideal pero no me puedo quejar. Siempre me despierto y eso no me gusta, pero el simple hecho de imaginarme un instante fuera de este mundillo de hormigón me saca una sonrisa que me enamora hasta a mi.
Dejo los problemas colgados del perchero, y he de admitir que alguna vez fingí dejármelos olvidados.
No tengo ganas de encontrarme con cualquiera. Ni si quiera con ese estúpido conejo que siempre llega tarde. Ni de tomar té con una liebre y un sombrerero. No voy a cantar el feliz no cumpleaños hoy.
Jugaré a cualquier cosa menos al golf con un avestruz. Y pintaré las flores que quieras a no ser que sea con un grupo de cartas de picas y corazones.
No quiero un gorrocóptero como el de Doraemon, aunque si me regalas un paraguas como el de Mery Poppins no te lo rechazaré.
Y me apetece dar un paseo, cantando una canción aunque no me sepa la letra, con un espantapájaros, un hombre de hojalata y un león cobarde.
Y alguna vez intenté convertir mi bicicleta en una carroza, y a mi perro en un perfecto chófer. Y no volví a coser desde que me contaron la historia de la bella durmiente. Aprendí con la hormiga y la cigarra, aunque tomé ejemplo de la cigarra. Tampoco volví a mentir desde que oí la historia de pinocho, pero hay que decir que se me escaparon algunas mentirijillas y...mi nariz no creció. Y opino que blancanieves no era la más guapa del valle, yo hubiera roto ese espejito.
Y le cogí cariño a la bestia que acompaña a esa bella no tan bella. Y me encantaría irme de fiesta con el mounstruito verde de Mounstros S.A.
Me encantaría tener un E.T en casa. Y, ¿a que no sabéis qué me acabo de encontrar?
A un gusano fumando haciendo circulitos de humo.
Ya, ya va llegando el final aunque tú no lo ves. Vuela a por tus sueños estés donde estés, pero ten cuidado a la hora de volver a tu cueva otra vez.
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