jueves, 28 de julio de 2011

PM

Hoy parece que escribo, una mezcla de ideas. Una composición imposible, palabrejas con sus correspondientes comas y acentos.
Cae la noche y bajo las estrellas divago entre nieblas de palabras, ando por mi mente sin rumbo fijo, buscando en cada rinconcito un trozo de inspiración. O de cualquier otra cosa.
Y aparece una sensación. El sentirse perdida.
Y es algo malísimo, porque son días y noches larguísimas, casi eternas, que pasas buscándote entre ningún escondite. No hay reglas, no hay juego. No hay ganador. 
La música se para y el silencio comienza, y éste no termina.
Es entonces cuando los horarios desaparecen de tu mente, y mientras intentas conciliar el sueño no dejas de buscar respuestas a preguntas que ni conoces. Así pasa el tic tac, sin ningún remordimiento, con prisa y sin esperar a nadie.
El sol sale y vuelve a caer, amanece y anochece sin descanso, sin convencer al tiempo de que eche el freno, porque todos y todo siguen a esas tres agujas.
1:53, y yo sigo bajo la noche, con la oscuridad. Las estrellas hoy parecen haber desaparecido del firmamento, pero yo no dejo de mirar la ventana, parece como si buscara algo que ni si quiera sé qué es.
Como si todo en silencio, dejando en excepción a ese grillo tímido que nunca se deja ver, tan silencioso que provocara que una música sonara en mi interior. El silencio también me transmite cosas, de hecho, casi todas. Al menos él me deja detenerme unos instantes, o el tiempo que quiera, para callar, y escuchar mi respiración, escuchar el latido de mi corazón, o simplemente pararme a observar con más atención que nunca. 
Y en silencio presiono estas pequeñas teclas, que reflejan una parte de mi ser, en cambio, el grillo sigue sonando. 
No sé si me pillará el sol aún despierta, pero la madrugada no tiene prisa, y me dio la mano hace poquito.
Silencio. Una palabra que calla a todas las de más.
Yo, por ahora, me dejo llevar.
Y por ahora, no hay punto y final.
Aunque ahora que hay una pequeña pausa, me pongo a pensar...¿Realmente hay tantos caminos por elegir como cuentan? Porque yo diría que los caminos los pones tú, las metas. Tú no decides cuál coger, sino cual construir, por donde empezar y dónde acabar.
Si caminas solo o acompañado, tú decides si coger un atajo o seguir hacia adelante. 
Y realmente los caminos no son caminos, son opciones. Tú las planteas y tú las escoges. Hay que saber emplearlas, y eso quiere decir que tienes que caminar de forma adecuada por los diferentes senderos, espero explicarme. 
Debajo de mi flequillo el aire parece que pesa, los párpados se me cierran y el sueño comienza a apoderarse de mis sentidos, se come la inspiración por dentro y se merienda a mi conciencia, los sueños van colocando su equipaje, se ponen cómodos y comienzan a trabajar.
2:07, me quedaría contigo un ratito más, me tengo que marchar.

"Son tiempos difíciles para los soñadores."


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