martes, 9 de agosto de 2011

Te echaba de menos, estabas cerca pero te sentía lejos.

Es que es jodidamente duro cuando tienes a alguien tan cerca, que podrías sentir su respiración, y ya no es sentirse solo, ya es...sentirlo lejos, tanto como si no tuviese nada que ver contigo.
Pero parece que hoy, o mejor dicho ayer, barriste ya no sé si con tus sonrisas o tus palabras, todas mis dudas. Lo que sí sé, es que no solo has dejado brillante mi interior, si no que ahora, te quiero más de lo que tú te crees. Lo cual no es un problema, porque si me dejas demostrártelo, lo haré, y créeme, no solo una vez, si no todas las que me pidas y las que no. 
Me diste ese abrazo cálido que parece que reservaste para mis peores momentos, algo que te tengo que agradecer, mucho.
Perdóname mis dudas y mis posibles celos, perdóname mis lágrimas que cayeron con tu nombre escrito en el costado. Perdónamelas, todas, por favor.
Y no dejes de darme nunca ese calor que me devuelve la sonrisa y las ganas de vivir, no dejes de darme nunca esos besos que hacen que me sienta tan pequeña y tan escondidita en ti como si no quisiese salir nunca de ese rinconcito que dejas entre el hombro y tu cuello.
Llenas cada parte de mi, y vaya por donde vaya siempre te huelo.
Pero ahora da un vuelco todo, estás lejos y te siento cerca. 
Un frío tan frío como el ártico me deja callada, tan callada como los bloques de hielo. 
¿Sabes? Hoy mi sonrisa parte los esquemas por ti, por mi.
Posdata: No dejes de quererme nunca, mi amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario