Quizás no terminé de entender del todo el libro de música, la regla de tres de matemáticas, el por qué de la plástica, y cómo hacer un mortal en gimnasia, cosas así, como el amor y la vida.
Cosas que se aprenden poco a poco, sin necesidad de maestros ni de guías, tus pasos y tus ojos, de ver y aprender, equivocarte y corregirte, caerte y levantar, deprimirte e ilusionarte, llevarte chascos y sorpresas, un sentimiento basado en la confianza y de la vida no hay más que decir.
Por mucho que te lo grite no sé si te vas a enterar. Que te quiero y no te quiero perder, nunca. Que sé muy bien que nadie te va a querer como yo, porque para mi no eres solo una cara bonita. Alcanzas a ser mi concepto de perfección en persona y con los ojos verdes.
Eres la letra de todas mis canciones preferidas y todas y cada una de las palabras más preciosas del diccionario.
Miedos de agobiarte, y es que tengo 13 años, no es de extrañar. Dos números y dos sentimientos; dudas y desamor.
Y muchos más que se confunden.
Y de verdad te digo que no consigo nunca poner todos los sentimientos de mi interior en estos versos. Lo intentaré de nuevo.
Miedo: Palabra enormemente dura, pesada, y temeraria. Cargo con ella en todos mis días y en cada una de mis horas. Por perderte y por quererte cada día más. De verdad, me voy a volver loca.
Duda: Palabra que reina sobre el trono de la duda y que me hace tener miedo en cada momento que pienso que puede, que sea el último minuto a tu lado.
Amor: Verdadero como él solo y duda, de que tú puedas sentir lo mismo. Algo que siento desde dentro y que saco de mi a gritos mientras tú pareces quedarte sordo.
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