domingo, 11 de septiembre de 2011

Me come hasta el colchon.

Que grande todo, para un cuerpo tan pequeño.
Se repetia una y otra vez en mi cabeza, que no dejaba de pensar. Pensar, o simplemente comerse ella misma por dentro, asi, poquito a poquito como este diminuto cuerpo tan bien sabe hacer.
Pensaba, que quizas si que pueda sola. Quizas no necesite maniquis con estupidas etiquetas que dicen en mayuscula AMIGO. Yo, personalmente pienso que le faltan unas comillas, bastante grandes. 
Y puede que al final estas pequeñas piernas consigan levantarse del duro asfalto sin ayuda de ninguna mano. Y salir a flote sin ayuda de troncos mojados.
Que la inutilidad no pese sobre mi a fin de cuentas y que tenga que empezar sola, desde cero. Y que dia a dia, me haga un poco mas fuerte. Y la verdad es que no voy a darme el capricho de abrir el tipico abanico de posibilidades que claramente no poseo. 
Es la hora, la hora de que estas palabras no se queden en palabras, y vuelen. Y no dejen de hacerlo nunca, que se sientan libres y mas fuera del teclado que nunca, y que nunca vuelvan a escribir sobre mojado.
Que ese color cristalino que suele asomarse por mis pupilas no vuelva a ver la luz del sol. 
Y que estos pies pequeñitos avancen dia a dia de la mano de las dos personas que mas quiero en el universo, dejando huella por todo lugar que pisen, y que no existan desvios en nuestro camino.  

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