El regalo más grande eres tú

-¡Dime qué me vas a regalar aaaanda!- le suplicaba yo.
-No, es sorpresa, si no, no tendría gracia.- me decía con su mejor sonrisa picarona.
-¡Sabes que no puedes tenerme tanto tiempo esperando, me muero por enterarme y lo sabes!
-Te va a encantar.
Así pasaron los días y yo no dejaba de insistirle. Hasta la tarde anterior mientras jugábamos a adivinar al grupo al que podía pertenecer el regalo.
-¡Ropa!
-No, ropa no, ni zapatos.
-¿Accesorios?
-Tampoco.
-Dame una piiiiistaaaaaaa...
-¡No, eso no vale!
-Veeenga, va.-Le decía yo con la carita de triste que tan bien sabemos hacer.
-No se gasta, se puede perder, y tiene utilidad.
-Joder, no tengo ni idea.


Hasta que llegó la noche, una de esas tirados en mi cama hablando tonterías, y riendo, y besándonos, y volviendo a reirnos.
-Sí...pues anda que tú, que me quieres solo por los regalos...-Esa carita triste otra vez que me rompía el alma y que tanta gracia me hacía a la vez, qué genial le salía.
Me hice la ofendida como tantas veces y me di la vuelta en la cama. Cerré los ojos y esperé, esperé, pero no mucho. Noté que cerraba el ordenador, y que se acercaba a mi. Me rodeó con su brazo, y me hizo cosquillitas en la oreja con su pelo.
-...Animal.- me susurró al oído.
Abrí los ojos mucho, mucho muchísimo, me giré hacia él con mi mejor sonrisa, y se la regalé, era toda para él. Le miré, dejé escapar una carcajada y le besé, mucho tiempo. Le abracé, muy fuerte. Y le dije muy muy bajito que le quería, que le quería mucho.
Era curioso al mismo tiempo, cuando jugábamos a las adivinanzas, le dije animal y él se rió, trató de convencerme de que no, y trató de cambiarme de tema.
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Me he enamorado de esos ojos que ríen y que lloran al mismo tiempo, de ese pelillo rebelde que me encanta, me he enamorado de ti, y de verdad.
te quiero mucho.